Sunday, April 25, 2010

Día 3

Dedicamos este día para el viaje al volcán, el viaje a las ciudades pequeñas y una exploración de unos catedrales de Nicaragua. Empezamos con el volcán. Fuimos en el grupo con la mujer de Enrique y las dos hijas de la mujer. Pensaba que las hijas fueron las diablas porque, si jode bien algo, como la gramática, la pronunciación, la concordancia, va a decirlas sin inhibiciones. La noche pasada traté de hablar con ellas, y me destruyeron. El tiempo vino cuando las niñas querían aprender inglés: empezamos con los colores. Cuando el color “verde” se planteó, no podían recordarlo y, entonces, pensaba que podía ayudar cuando les dirigí su atención a la camisa a Rochelle y dije, “verde.”

¿Qué tonto estaba? Ya sabían el color verde, pero no sabían la palabra “green.” No pensaba en esto y, además, parecí un idiota.

Pero me estoy alejando del tema. Estábamos en el volcán con la Esposa y Las Diablas. En este momento decidimos que debimos usar nuestro conocimiento de las cámaras para sacar las fotos. Tomamos fotos con los humos sulfurosos que cubrían las formaciones de las rocas, con la cruz en la cima de una colina, y tomamos el viaje a la cima de la colina también. Cuando estábamos en la cima, no sé qué ocurrió, pero mi corazón empezó a derretirse a causa de las monas Diablas. Por una razón, no fueron Diablas en este momento, Tyler y yo las veíamos como nuestras hijas. Y por el resto del viaje empezamos a llamarlas nuestras hijas. Desgraciadamente se fueron después del volcán y nunca regresaron. Adivino que habían servidos a sus finalidades. Pero, graciosamente, Tyler y yo tomamos nuestra foto de familia con ellas antes de que salieran.

Entonces, fuimos a las ciudades alrededor el lago y cerca de Managua. Vimos un mercado donde compré una caja solamente por la Flor de Caña y un vaso de chupito. Además visitamos otros mercados, muchas iglesias con las figuras de María, Jesucristo y los ángeles de La Biblia. Fue el mismo Jesucristo que miró hacia abajo a los prisioneros de la fortaleza que visitamos después de las iglesias. Los prisioneros que habían sufrido en sus propios hogares sin luces. Había los látigos que los golpeaban, los cuchillos que les quitaban los dedos, los pies. Estábamos en una cárcel de tortura. Ahora los turistas visitan la fortaleza, toman las fotos como hicimos. Sine embargo, fue el peso de estar de pie en el mismo lugar donde ocurría las torturas. Qué humanidad...

* * *

Ahora debo empezar el principio de otra historia que se hacía durante el viaje: la historia de Francisco y los tres mosqueteros borrachos. Este día fue el día de que iniciamos la amistad de Francisco a causa de tres palabras, “Flor. De. Caña.”

Francisco fue nuestro conductor durante el viaje. Tenía la ansiedad de hablarle a causa de no podía entender nada de lo que decía. Pero, es curioso, por la razón de que quería ser su “mejor amigo para siempre” fue a causa del hecho que no podía entender nada de lo que me dijo. Graciosamente mejoraba durante el viaje, y durante las noches de libertinaje. Las noches se hicieron con limones, sal, un chupito y tres litros de Flor de Caña. Cada noche que pasábamos con Francisco fueron unas noches de libertinaje, y esta noche fue la primera. No ocurrió mucho durante esta noche, sólo bebimos y nos acostamos esperando que no tuviéramos, como Francisco no explicó - las gomas. - El dolor en la cabeza a causa de demasiado alcohol.

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