Wednesday, April 28, 2010

Reflexion 1

Las dos viajeras argentinas

¿Por qué la mirada del hombre parece como la voz del mundo? En los textos de las viajeras, Florence Dixie y Lina Beck-Bernard, tratan de arreglar la mirada para dar voz a las mujeres – las mujeres que no tenían una voz bajo la mirada de los hombres. Dixie y Beck-Bernard llegan sus propios países con las perspectivas de mujeres, como si ellas hubieran pensado que hay demasiadas miradas viriles. Y es así. Durante sus viajes, los hombres siempre han buscado la fama, el dinero, y en sus propias miradas han visto a los otros hombres indígenas como las voces de la comunidad. Pero la meta de las dos es mostrar que las mujeres tienen sus propios lugares en el mundo, que tienen poder y placer. Se puede decir que la meta de las dos es encontrar una “feminotopía” (Pratt 166) para las mujeres indígenas (o criollas). Según Mary Louise Pratt, la feminotopía se representa como “episodes that present idealized worlds of female autonomy, empowerment, and pleasure” (167). En los textos de Dixie y Beck-Bernard, no hay autonomía, pero hay casos del poder y placer en las vidas de las mujeres. Entonces, es posible que la meta de las dos autoras sea dar la voz a las mujeres para darles más poder y más placer. Cuando las autores puedan dar la voz a las mujeres la feminotopía se da en presencia en el espacio del texto, pero no en la realidad.

La mirada de Dixie es una que da voz a las mujeres indígenas en la Patagonia. Claro, Dixie, con su mirada colonizada, representa a las mujeres como salvajes pero, a pesar de esto, Dixie todavía les da su propia voz. En primer paso Dixie dice que al llegar al campamento indígena, “había hombres y mujeres que observaban” (116). Lo más importante es la referencia a las mujeres al lado de los hombres. Dixie no sólo dice que había hombres, sino también había mujeres que tienen el poder para establecerse al lado de los hombres. Para Dixie, los hombres y las mujeres están juntos y son iguales en el espacio del texto. Además, Dixie describe a las mujeres así como describe a los hombres. Su comparación entre el hombre y la mujer es igual también. Se refiere a los hombres cuando dice, “yo podía observar su apariencia general” (118) y sigue con una descripción de las mujeres: “Las mujeres eran en su mayoría una estatura de estatura mediana” (118). Luego Dixie explica la ropa de los indígenas y entonces ella describe enfoca a la ropa de la mujer “como los hombres, pero no usan chiripá; en su lugar llevan una especie de bata amplia bajo la capa de guanaco que se atan al cuellos con un broche de plata (119). El vestido de las mujeres es muy diferente al de los hombres y es evidente que el texto quiere especificarlo. Por eso, es muy importante que Dixie les dé un espacio a las mujeres para apoyar su propio poder. Y es el poder de las mujeres que hace el texto uno de la feminotopía.

Además, la lengua de Dixie se hace muy igual con respecto a las mujeres como las yuxtaposiciones de los hombres. Si explica a los hombres, explica a las mujeres igualmente. Dice “los hombres están maldecidos o bendecidos por ese espíritu indolente. Las mujeres son trabajadoras incansables” (119). Pero sigue esta cita con más de una explicación de la mujer: “Cuando no están ocupadas en el trabajo ordinario de la casa, hacen capas de guanaco, tejen cintas y vinchas multicolores para el pelo y moldean herramientas y utensilios de plata” (119). Claro, las actividades de las mujeres no son actividades de poder, pero la presencia de las mujeres en el texto les da más poder que a los hombres. La voz de las mujeres es poderosa en comparación con la del hombre. Sí, es un paso pequeño, pero la mujer de la feminotopía necesita avanzar lentamente de la roca que es el hombre. Y porque la feminotopía no es una gran parte de la cultura, se parece como una esperanza en la escritura de Dixie más que una realidad. Sin embargo, la idea de feminotopía en el texto (y en la mente de Dixie) es ubicua. Por ejemplo, Dixie les racionaliza las vidas de las mujeres cuando dice:

aunque son tratadas injustamente en cuestiones de trabajo, las mujeres no pueden quejarse de ninguna manera de la devoción que les muestran sus hombres. Los matrimonios son ocasiones sumamente solemnes y el lazo matrimonial es muy respetado. Marido y mujer se muestran mucho afecto en público, y ambos adoran a sus hijos y los malcrían a gusto (119)

Tomando esta cita en consideración, Dixie quiere realizarse el lugar de las mujeres en el mundo de los hombres. La cita da ejemplo al consuelo que los hombres les da – por su trabajo, los hombres son leales y les cuidan los hijos. Además, los hombres no tienen la vergüenza de estar con sus esposas. La ausencia de vergüenza parece que el hombre trata a la mujer como su igual cuando “muestran mucho afecto en público,” o sea, en público, la mujer no es una cosa al hombre, pero es un alma y una persona que puede respirar y interactuar con él. Otra vez, la mujer tiene más placer, y es otro paso hacia una feminotopía.

En el texto de Beck-Bernard, su opinión es igual. Quiere que la mujer criolla tenga su propia voz. El texto es dedicado a las mujeres: es una explicación de sus vidas, de sus educaciones; de sus vestidos y de sus días típicos. Lo explica, “la mujer criolla se levanta muy temprano para asistir a misa y aprovechar el aire fresco” (66). Además, explica sus vidas durante el 25 de mayo, o sea, “el aniversario de la emancipación argentina” (70). Beck-Bernard obsesiona sobre la belleza de las mujeres (71) y sus propios vestidos. También, acentúa las “mujeres viejas” (65). Dice, “sentadas en la veranda, lían sobre sus rodillas hojas de ese tobaco dorado... hacen enormes cigarros y se ponen a fumar” (65). La imagen es una que es muy común a lo que dice Flora Tristán en el ensayo de Pratt, “They come and go as they please, keep their names after marriage, wear men's jewelry, gamble, smoke...” (187). Las mujeres en el texto de Beck-Bernard están muy lejos, no se preocupan de la tarea habitual y, además, fuman los cigarros. Por los temas de las mujeres como individuos, Beck-Bernard le da voz a las mujeres para darles el poder que se atribuya a la feminotopía.

Sin embargo, hay un contraste entre mujeres libres (las que pueden fumar el cigarro) y las mujeres de la religión que son esclavas de los líderes (hombres poderosos) de la iglesia. Beck-Bernard explica un pasaje sobre una mujer “pobrísima” (75) que explica a que los sacerdotes “les disgustan a causa de sus riquezas” (75). La mujer pide al sacerdote ayuda, pero el sacerdote “luego cerrando sus dos manos con fuerza” (75). En los casos de la religión, no hay feminotopía. Los sacerdotes son hombres que se agradan si hay una mujer muy pobre. Le dan el dinero, se agradan en el dinero, y las mujeres caen como víctimas frente de los sacerdotes. Pero la comparación entre las mujeres libres y las religiosas se sirve como una yuxtaposición muy importante. La vida de las mujeres libres, las que pueden asistir los festivales y las que pueden fumar los cigarros, están más cerca de una feminotopía con su poder y placer – y en este texto una insinuación de autonomía. Pero la religiosas son marionetas en las manos de los hombres poderosos. Las mujeres libres pueden vivir en el aire libre, mientras que las religiosas esperan para la mano graciosa de los hombres. Esta yuxtaposición trabaja para exponer que hay varias mujeres que tienen una vida más igual con la vida de la feminotopía.

Por fin, Dixie y Beck-Bernard ofrecer voz prominente a las mujeres, y a causa de esto, ellas crean una feminotopía en sus propios textos. Sin embargo, las dos autoras no pueden encontrar una feminotopía pura en la vida real. Dixie puede exponer las vidas de las mujeres indígenas y crea una feminotopía en su texto. Por otro lado, Beck-Bernard tiene más éxito en su trabajo. Beck-Bernard puede encontrar las mujeres más libres, y ellas están meas cerca de una feminotopía. Esto estás más apoyado con las religiosas que están situados en las manos de los sacerdotes (hombres poderosos). Tienen la meta de robar el dinero de las mujeres y las mantienen pobres. Es paradójico que las mujeres sean subordinadas durante este tiempo. Los hombres no tienen razón con su mirada injustificada. Sin embargo, gracias a Dixie y Beck-Bernard, las mujeres empezaron con unas voces pequeñas y, hoy en día, las voces han tenido el tiempo de crecer. Ojalá que las voces puedan quedarse en crecimiento.

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