Sunday, April 25, 2010

Día 9

Fue el último día en el sol nicaragüense, con la gente, en un mundo real de un viaje surrealista.

Fuimos a unas catedrales, una de ellas se había establecido en el año 1993. No obstante fue una catedral muy moderna con una estructura muy fascinante. Además, habíamos encontrado otra guía que se llama Claudia. Oh Claudia, la joya de mi viaje. Podría escucharle hace días y días.

Profe lo sabía que Claudia iba a ser una joya de la mirada viril – como una otra exótica. Le respondí – nunca tengo dudas con su razón sobre la condición humana. - En realidad, Profe nos conocía antes de que viajáramos. Nos llamaba sus bebés. Quizás ella nos conocía como si fuéramos sus bebés. Quizás la razón que no estaba enojada cuando Tyler y yo salimos con Francisco en medio de la noche era porque nos conocía durante todo el tiempo: somos los alborotadores. Ella sólo necesitaba abrazarnos y todo estaba bien – estábamos como los diablos: “Sólo se necesitaba derretir nuestros propios corazones.”

El día se terminó cuando fuimos de compras. Fuimos a un centro y a un mercado real. En los lugares podía comprar las banderas y los regalos para mis amigos y mi familia. Luego, en el centro, pudimos decir adiós a Francisco y nos tomamos las fotos.

El viaje llegaba a su fin. Regresamos al hotel para hacer nuestro equipaje. Durante la noche cenábamos juntos y compartíamos las historias del viaje. Luego, nos acostamos para despertarnos en cuatro horas para encontrar nuestro avión a tiempo.

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