Sunday, April 25, 2010

Día 4

Granada, la ciudad del lago. No sé si se puede nombrarla así, pero la vista en granada es muy agradable. El agua dulce es tan bonita, tan libre. Y la ciudad se representa como una de las voces de la presencia Sandinista. La historia tiene la presencia con los catedrales y las instituciones de educación (como la del arte que habíamos visto).

En la ciudad había un centro con un parque pequeño. Había un niño que nos tocaba demasiado y nos pedía nuestro dinero. Además había vendedores con unas maracas que podía tallar con una fluidez que nunca he visto antes. Wilfredo, nuestro guía por este día, hablaba sobre las iglesias y la ciudad de Granada durante nuestro tour. Nos fuimos por la ciudad y el centro; por los catedrales y la casa de los Tres Mundos, una institución del arte; por las calles con los vendedores y los edificios con el moho negro. Vimos mucho de lo que había ver en la ciudad, y cuando teníamos hambre, Tyler, Francisco, Profe, Wilfredo y yo fuimos al Super. En el Super compramos limones para la Flor de Caña, y los materiales para hacernos unos sándwiches. Y al otro lado del Super había una marca del mundo colonizado: Radioshack®. Fue un momento que me llamó la atención de The Purple Land por William Hudson. En la novela, Richard Lamb llega a entender que “fox-hunting in the English fashion is not a sport adapted to the Oriental country” (49). Había un sentido Nicaragua no fue un país muy agradable por la tienda Radioshack®. Además, se podía pensar que la cultura Nicaragüense quería robar la cultura estadounidense.

- Mamá – el hijo estadounidense le dice – Mama, Radioshack® es una tienda de los Estados Unidos. ¿Por qué Nicaragua lo tiene?

Es una lástima que la madre sólo pueda decir lo que ha sabido toda su vida – porque, mijo, los países del Tercer Mundo quieren ser como el mejor país de todo el mundo, Los Estados Unidos – y ella no puede decir más que eso. Su hijo camina por su vida con la noción que todos los países del Tercer Mundo quiere ser Los Estados Unidos, y él vive su vida en la ignorancia de algo más.

* * *

Seguimos con un picnic al lado del Lago de Nicaragua. Durante el picnic había un hombre que rogaba por un sándwich. Una de las mujeres en nuestro grupo lo explicó así – este hombre es un pobrecito que lustra los zapatos para pagar por su familia.

- Pienso que quieres decir ‘pagar los gastos de su familia, y sí, estas personas existen – fue mi respuesta a su frase tonta. Su actitud se representaba como si nunca supiera que una persona pobre vivía en todo el mundo. Como si no hubiera personas sin hogares en Los Estados Unidos. Pero hay muchas personas sin hogares y sin trabajo. Hay personas como las en Patagonia Express que esperan por el tren que sale “a buscar fortuna en el continente” (Sepúlveda 140). Sin embargo, no presté mucho caso a esta inquietud antes de ir en el bote.

Y ¡qué maravillosa fue el bote! Fue un viaje por las isletas de Granada. Las isletas fueron muy agradables, muy tranquilas. Quería responder a los signos que decían - se vende por... - Y si tuviera una de las isletas, pudiera jugar con los monos y comer los mangos al lado de mis vacas. Pero, en realidad, necesitábamos regresar a la tierra.

Después de una obra expuesta y la cena, y unas tazas de vino regresamos al hotel para que la fiesta se pudiera comenzar otra vez. Francisco nos condujo a la gasolinera para comprar más Flor de Caña. Había una vez en que me sentía como el coche iba a darse la vuelta, pero todo fue bien.

En el hotel, bebíamos al lado de la piscina, bailábamos, charlábamos. Fue una noche buena. No tenía miedo de nada, y en este momento Nicaragua fue el gran país del mundo.

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