Sunday, April 25, 2010

Día 6

El Hotel Barceló Montelimar Beach ha obtenido el premio Nicaragua's Leading Hotel, otorgado por World Traveler Awards 2009

- Sitio del Hotel Barceló (www.barcelo.com)


Bienvenido al Hotel Barceló. ¿Qué es lo que quiere hacer? ¿Quiere ver los sitios de Nicaragua? ¿No? Oh... ¿Sólo quiere un campo de golf? ¿Una Piscina? ¿Una habitación con acondicionador de aire, y una tele, y un albornoz? ¿No quiere ver Granada o Managua, o León, o los volcanes, o el paisaje? No, no, todo está bien. Si necesita algo más llámeme.

* * *

Los del Hotel Barceló quieren relajarse. El hotel es la marca americana de Nicaragua, no hay paisaje, no hay realidad, y para la mayoría no hay Nicaragua. No es un lugar adonde los extranjeros pueden “criollizar” en las palabras de Maria Nugent (66). Todo el hotel es una tarjeta postal: hay cabañas, hamacas, comida que se parece como comida de un país hispano; hay palmeras y playas y el mar y las olas. Todo es perfecto. Y los empleados. Los empleados son marionetas. Son los que los americanos pueden jugarles, pueden bailarles como si fueran muñecas de trapo.

- A la derecha. A la izquierda. A la derecha. A la izquierda.

Y todas las noches hay el esplendor de un espectáculo. Miren a los indígenas mientras mueven las caderas en el escenario. Cuando han terminado, los gringos borrachos pueden jugar en el escenario. Ahora mismo pueden jugar en el escenario sus aturdimientos. Ahora mismo, las muñecas no son muñecas, son diablos del infierno. Son los subordinados de Satán. Ahora miso hay uno que me toma la mano, me tira al escenario.

- ¿Cuantas tazas de vino he tomado? - pienso.

* * *

Había la luz. Había dos hombres a la izquierda y uno a la derecha. Tyler se situaba a la izquierda. Estaba en la etapa, en una silla con las miradas que me perforaban. En este momento estuve extranjero, estuve

- Bienvenidos todos a la competición de “Mister Barceló.” Aquí tenemos cuatro concursantes para la competición de esta noche. Vamos a verlos: primero tenemos... ¡Tyler! Entonces tenemos... ¡Juan!... Entonces tenemos...

El hombre me miró y preguntó – what's your name? - Le dije que me llamo Chad. Me miró otra vez y preguntó – what? - Le dijo otra vez que me llamo Chad.

- Bueno... aquí tenemos... ¡Chair! Entonces tenemos... ¡Shawn! Ahora vamos a empezar el evento número uno. Vamos a ponerlos en un disfraz, entonces tocaremos la música y necesitarán bailar. ¿Podemos tener un ejemplo?

Un hombre muy flaco caminaba por el escenario con una capa, un sombrero y un chaleco. El empezó a bailar, y a sacudirse. El mantuvo esta acción hasta que la música paró. Cuando esto ocurrió, nuestro turno había venido.

El orden empezó con Tyler, luego Juan, luego yo, luego Shawn. Tyler estaba muy brillante pero yo estaba más brillante. La multitud llegó a ser salvaje. En el segundo evento necesitábamos hacer una carrera de relevo. Primero necesitábamos beber con rapidez, segundo darnos vueltas a los diez tiempos, y tercero hacer diez flexiones de brazos. Al fin Shawn ganó y después del tercer evento (decir gol tan largo como posible) parecía que Shawn iba a ganar. Pero la noche todavía no se cerró.

El último evento fue una competición de imitación. Había cuatro nombres escritos en unas hojas de papel. El primer hombre fue John Travolta, y Tyler lo adquirió. La segundo hombre fue Bob Marley para Juan. El tercer hombre fue Elvis para Shawn, y el último hombre, el hombre de oro en esta competición, fue Michael Jackson. Había obtenido la hoja que tenía el nombre: Michael Jackson.

Tenía el plan: primero necesitaba agarrar la entrepierna unas veces, entonce necesitaba hacer el baile firmado de Michael Jackson: “the moonwalk.” Y el tiempo empezaba a expirar, necesitaba morir.

Lo hice. Lo cometí, y a causa de esto... gané. Esa noche llegué a ser “Mister Barceló” gracias a la ayuda de mis compañeras y las otras que me ayudaban en la competición. Y al fin una mujer me dio una gorra que dice “Flor de Caña” y una botella de Flor de Caña (como necesitaba más).

La noche se terminó con un baile en el club, pero no me sentí muy bien. Fui a mi habitación para dormir y pensar. Pensaba en mi viaje a Nicaragua, y el hotel Barceló. Pensaba en la marca de civilización americana que siempre se mostraba en Nicaragua como MacDonalds y Sbarro; Subway y las compañías de ropa que aterrorizaban a los niños cada día.

- Soy Mister Barceló. Entonces, ¿Soy el anuncio de Hotel Barceló? ¿De la colonización de los países de menor poder?

El único pensamiento que podía hacer fue – “espero que no.”

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